Por Vicente Carlos Cerdan Perez
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7 de mayo de 2020
VERDADERO ORIGEN DEL CORONAVIRUS Todo apunta a que el origen de este coronavirus está en un mercado asiático donde se comercia con animales salvajes y muy probablemente a través del pangolín, el mamífero más traficado del mundo. Pero la culpa no es de los murciélagos o los pangolines, sino de nuestros nuevos hábitos globales en medio de una naturaleza simplificada y empobrecida que no cumple su efecto protector. Vamos a hablar de resiliencia, que es el término empleado en ecología, para indicar la capacidad de estos de absorber perturbaciones, sin alterar significativamente sus características de estructura y funcionalidad; pudiendo regresar a su estado original una vez que la perturbación ha terminado. Y biodiversidad, la diversidad de especies vegetales y animales que viven en un espacio determinado. Pues bien, la capacidad de resiliencia de un ecosistema está directamente relacionada con la riqueza de especies. Es decir, que un sistema en el cual sus integrantes tengan más diversidad y número de funciones ecológicas, será capaz de recuperarse de mejor manera ante una perturbación específica. La zoonosis, que es cualquier enfermedad infecciosa que se transmite de forma natural de animales a humanos. El 70% de las enfermedades humanas tienen origen zoonótico. El VIH, el MERS, el SARS, el Zika, el Ébola, el Chikungunya o la gripe aviar. Estas enfermedades infecciosas se ven favorecidas por el cambio climático y la destrucción de la biodiversidad. Llevamos la mitad de pandemias que en todo 1.900 y solo llevamos 20 años del 2.000. La naturaleza nos está diciendo algo y tenemos que escucharla. La alteración de los sistemas naturales por destrucción del hábitat, la pérdida de biodiversidad, el tráfico de especies, la intensificación agrícola y ganadera, sumado a los efectos amplificadores del cambio climático, multiplican el riesgo de aparición de enfermedades de origen animal transmisibles al ser humano. La destrucción de bosques, no solo provoca desaparición de especies sino también que las personas tengan un contacto más directo con especies de animales con las que nunca habían tenido contacto, y con ello a las enfermedades que puedan albergar. El tráfico de especies, su consumo y contacto directo con restos de animales silvestres, expone a los humanos al contacto con virus u otros patógenos de los que esos animales pueden ser un huésped o vector. La explotación agrícola y ganadera intensiva provoca destrucción de hábitats y pérdida de biodiversidad, de manera que es también un factor importante en la propagación de zoonosis. El cambio climático está amplificando las principales amenazas que afectan a la biodiversidad y favorece la expansión de virus y bacterias, o de sus vectores, debido a su preferencia por ambientes húmedos y cálidos, facilitando la aparición de determinadas especies en nuevas áreas donde pueden llevar enfermedades antes desconocidas o desaparecido. QUÉ HA SUPUESTO LA PANDEMIA Ya se vio en China. Y ahora también en Europa y España: la reclusión y la minimización de las actividades comerciales y el transporte debidos al estado de alerta han supuesto una disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero, sobre todo de la industria y del transporte por carretera. En el corto plazo, esto es una buena noticia para la consecución de los objetivos de mitigación de gases de efecto invernadero. Sí, las emisiones de CO2, responsables del cambio climático, se redujeron en forma significativa en los países afectados por el coronavirus. En China, las emisiones de CO2 cayeron casi una cuarta parte entre principios de febrero y marzo de este año, en comparación con 2019. Asimismo, en el norte de Italia y en los Estados Unidos se comenzó a registrar una reducción en las emisiones de CO2 y en la contaminación del aire. Sin embargo, la reducción en las emisión de estos contaminantes es diferente a la concentración de dióxido de carbono y los gases de efecto invernadero, que es la principal causante del cambio climático. Las emisiones representan lo que pasa a la atmósfera, mientras que las concentraciones representan lo que queda en la atmósfera. Desde 1990 el efecto de calentamiento que ejercen los gases de efecto invernadero de larga duración ha aumentado en un 43%, siendo el CO2 el causante de aproximadamente un 80% de ese incremento. Los gases de efecto invernadero como el metano, el N2O o los clorofluorcarbonados, aunque sus concentraciones sean menores, el potencial de calentamiento es mucho mayor, llegando a multiplicar por 10.000 el efecto del CO2 También hemos visto que el confinamiento ha generado un aumento de reciclaje de un 15%, reciclamos más en el contenedor amarillo y menos en el azul. Tanto en casa como en las empresas se genera menos papel. Desciende la basura en general, pudiendo ser debido al paro de la hostelería. ¿Estamos aprendiendo a utilizar mejor los recursos no renovables? Empresas y trabajadores se están dando cuenta de que el trabajo telemático aprovecha mejor nuestros residuos, utilizamos menos papel y más medios digitales, trabajamos más y mejor. Nos podríamos preguntar si el hecho de viajar a la oficina donde utilizamos el mail y el teléfono se vuelve menos necesario. DESPUES DE LA PANDEMIA El contexto actual nos plantea una oportunidad para repensar el modelo de movilidad que tenemos, donde la bicicleta y la movilidad activa son opciones para descongestionar el transporte público, reducir el uso del automóvil y mejorar la calidad del aire, por nuestra salud y la del planeta. Podemos temer un repunte de las emisiones de CO2 si el plan de recuperación apunta a restituir el crecimiento a cualquier costo y, volver al modelo neoliberal vigente durante décadas. En 2008, las medidas adoptadas en todo el mundo para frenar la crisis financiera beneficiaron principalmente a las industrias ricas y contaminantes. Incluso aunque el contexto y la naturaleza de la crisis son muy diferentes en 2020, no podemos permitirnos repetir los mismos errores. Medioambiente y economía como hemos comprobado están directamente relacionados, una de las soluciones pasaría en primer lugar por aumentar la biodiversidad y Combatir cambio climático, ya que la duración de las estaciones puede favorecer el desarrollo de una epidemia y su duración. Teletrabajo. Esta situación ha dado como resultado un avance en las técnicas de teletrabajo para la progresión de nuevos sistemas de conciliación familiar y laboral que se experimentan ahora y que pueden servir para un futuro. Trabajar desde casa puede ser efectivo y hasta placentero, si creamos el ambiente propicio. Una fórmula exitosa que suele mejorar el rendimiento del trabajador y sentimiento de pertenencia con la empresa. Esto conlleva a que las empresas enseñen a sus trabajadores, contratar herramientas de gestión y protección adecuadas, que ahora se ha hecho de manera inmediata y por urgencia. Pero, ¿ha venido para quedarse? Esperemos que sí, ya que podría ser muy beneficiosas para empresa, trabajadores y medioambiente. Mayor conciencia ambiental. Problemas como el cambio climático, la contaminación atmosférica en las grandes ciudades o la pérdida de biodiversidad seguirán siendo desafíos de enorme magnitud. Las personas que trabajamos en el ámbito de la ciencia y la sostenibilidad, la sociedad civil y los responsables políticos no podemos perder otra oportunidad de acercar a la ciudadanía las consecuencias de nuestras decisiones y hábitos cotidianos. Muy probablemente esté naciendo una conciencia de la colectividad y la corresponsabilidad social determinantes para encarar los muchos desafíos que nos quedan por enfrentar como sociedad en las próximas décadas. Las muestras de generosidad, el apoyo mutuo, la importancia y puesta en valor de servicios públicos esenciales como la sanidad, la educación y la investigación son signos del cambio. La educación ambiental tiene que ser un pilar fundamental, aprender de la naturaleza y respetarla Nos va a hacer cambiar a hábitos mas responsables para con el medioambiente. Importancia a la investigación científica. No podemos seguir indefinidamente aislados del mundo, y la alternativa es combatir el virus con la investigación, ya no solo el que ocupa nuestras agendas en este momento, también para lo que desgraciadamente pueda ocurrir en un futuro. Destinar más recursos a la investigación es algo que se lleva pidiendo constantemente. Sin investigación, no hay cura y parece que esto se ha hecho más evidente a raíz del coronavirus. Aplicación de las nuevas tecnologías. Robots, drones, impresión 3D, aplicaciones de seguimiento, internet, inteligencia artificial (para encontrar la pronta vacuna), aplicaciones móviles. Son ejemplos de cómo las nuevas tecnologías nos están ayudando a superar esta crisis y de cómo la tecnología se ha conseguido adaptar a las nuevas necesidades creadas por esta situación de pandemia global. Sin duda, todos estos aportes tecnológicos han sido claves para controlar la rápida expansión del COVID-19. EL desarrollo tecnológico y utilizar los múltiples usos y aplicaciones que pueden extraerse de las nuevas tecnologías facilitará poner freno a la rápida expansión de nuevas pandemias.